ROQUE, EL TONTILLO DEL
PUEBLO
En el pueblo de Valdemar, todos conocían a Roque.
Caminaba despacio, arrastrando los pies, siempre con el sombrero ladeado y una sonrisa simple.
Recogía leña, barría por unas monedas, y saludaba a todos con el mismo entusiasmo, incluso si nadie le devolvía el gesto.
— ¡Eh, Roque! —gritaban desde la
terraza del
bar algunos hombres al verlo pasar—. ¡Ven a elegir tu
premio de hoy!
Roque se acercaba despacio, con su andar torpe, y ellos le ponían dos monedas sobre
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