Buenas noches Antonia. felices sueños.. un abrazo.
Bendecida noche Sensi, hasta mañana, un abrazo.
Buenas noches Antonia. felices sueños.. un abrazo.
Él era un hombre alegre. Uno de esos que parecen tener el corazón lleno de sol. Soñador, divertido, tierno. Un hombre que, aunque no tenía mucho, siempre encontraba una forma de hacer reír a los demás.
Se enamoró de una mujer que parecía fuera de su alcance. Maestra, educada, comprometida con otro. Pero él no conocía la palabra “imposible”. Y con detalles, ocurrencias, y un amor limpio, terminó por conquistarla. Se casaron. Tuvieron un hijo. Y por un tiempo, fueron felices.
Pero la guerra llegó. ... (ver texto completo)
La palabra reconocer es tan importante, que se escribe igual al derecho que al revés.
Y cuando menos lo esperas, una canción te dice todo lo que necesitabas escuchar.
No confundas cambios con pérdidas. A veces, en la vida hay que cambiar para ganar.
Ya que estamos de paso, dejemos huellas bonitas.
Antonia buenas noches. que descanses besillos.
SE QUEDABA HASTA TARDE EN LA ESTACIÓN DE AUTOBUSES… PARA ABRAZAR A QUIENES NADIE IBA A RECIBIR.”
Gabriel Mendoza, 66 años, tiene una costumbre que al principio parecía extraña.
Cada noche, después de cenar, camina hasta la estación de autobuses de su ciudad y se sienta en una banca.
No espera a nadie.
Observa a las personas que bajan del autobús.
Los que llegan y son recibidos con abrazos, sonrisas y flores… Gabriel los mira con ternura.
Pero él está ahí por otros.
Por los que bajan solos.
Por ... (ver texto completo)
No existe la falta de tiempo, existe la falta de interés, porque cuando la gente realmente quiere, siempre hay tiempo.
Sé buena persona, pero no pierdas el tiempo en demostrarlo.
Cada mañana tienes dos opciones: seguir quejándote de la vida o hacer algo para cambiarla.
Buenos días foreros-as... ¡Feliz Martes!
Antonia buenas noches, hasta mañana si Dios quiere. un abrazo.
Rodolfo Méndez tiene 78 años y camina todas las tardes por el malecón de su ciudad.
Lleva una bandeja con tres vasos de cristal.
Siempre vacíos.
Siempre limpios.
Los sostiene con cuidado, como si fuera un camarero en un restaurante elegante, aunque viste con ropa sencilla y un sombrero viejo.
Un día, un joven curioso le preguntó:
—“ ¿Por qué carga esos vasos, don Rodolfo?”
Y él respondió, sonriendo:
—“Porque hay que recordarle a la vida que todavía quiero brindar.
Aunque falte el vino, aunque ... (ver texto completo)