Compramos energía a futuro



El cementerio quedaba al borde del pueblo, en una colina rodeada de cipreses, donde el viento parecía caminar en puntillas. Los que vivían cerca decían que allí no todo estaba quieto. Que cada mañana, cuando la niebla aún acariciaba las lápidas, un perro mestizo de pelaje oscuro estaba allí, sentado frente a una tumba sin nombre, como si custodiara un secreto que nadie más sabía.
Nadie lo había llevado. Nadie lo reclamaba. Nadie sabía exactamente desde cuándo estaba. Pero nunca faltaba.
Al principio ... (ver texto completo)
Nunca le permitas a aquel que no estuvo en tus zapatos, que te quiera dar clases de como atarte los cordones.
Disfruta lo que tienes, sea mucho o poco, nada permanece intacto: la salud se desgasta, el dinero se va, y la vida… la vida es apenas un viaje breve.
Todo lo que ahora parece firme, un día será recuerdo. Aquí, todo es pasajero.
Todo iría mejor si entendiéramos que no hay verdades sino versiones.
Si el sueño es mío... yo lo veo como quiero.
Buenos días foreros-as ¡Feliz Miércoles!
Buenas noches Antonia.. felices sueños. un abrazo.
DONDE MUEREN LOS ELEFANTES

La sabana ardía bajo el cielo africano. Era un calor seco, antiguo, como si el sol llevara mil años repitiendo el mismo gesto sobre la tierra. A lo lejos, una nube de polvo anunciaba el paso de una manada. Iban despacio. No por pereza, sino por respeto.
Jabari, el más viejo de todos, caminaba al final.
Tenía los colmillos gastados, las orejas rajadas por los años, y una mirada que ya no pertenecía del todo a este mundo. Sabía que era su momento. Lo sabía sin que nadie ... (ver texto completo)
Nadie es inútil en este mundo mientras pueda aliviar un poco la carga a sus semejantes.
Lo mejor es la ayuda mutua. Como todos sabemos que somos imperfectos, intentamos ayudarnos los unos a los otros.
Quien toma bienes de los pobres es un asesino de la caridad. Quien a ellos ayuda, es un virtuoso de la justicia.
Estamos en la tierra para ayudar a otros: para qué están los otros en la tierra no lo sé.
Buenos días foreros-as. ¡Feliz Martes;
Antonia sueña bonito, buenas noches. un abrazo.
Julita vivía en el pueblo desde siempre.
Pequeña, encorvada, con la mirada baja y el delantal siempre manchado de harina.
Decían que no sabía decir “no”.
—Julita, ¿puedes cuidar a mis hijos esta tarde?
—Claro, hija.
—Julita, ¿te importa hacerme el favor de ir a por el pan?
—Faltaba más.
—Julita, ¿puedes prestarme tu horno?
—Con gusto, llévate la llave.
Y todos murmuraban: ... (ver texto completo)