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—Shhh… está hablando —susurró el niño, con el oído pegado al tronco.
Era delgado, de rostro sereno y ojos que parecían saber más de lo que decía. Estaba abrazado a un árbol en medio del parque central de Nairobi, como si fuera su mejor amigo.
Amira, que paseaba por allí en su primer día de vacaciones, se detuvo con ternura.
— ¿Quién está hablando?
—Este —respondió él, acariciando la corteza—. Dice que hoy está triste porque nadie se ha sentado bajo su sombra.
— ¿Y tú puedes entender lo que dice?
El ... (ver texto completo)
Cada día sabemos más y entendemos menos.
El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.
Buenas noches Antonia. felices sueños. un abrazo.
Buenas noches Sensi, que descanses un abrazo.
Buenas noches Antonia. felices sueños. un abrazo.
Hiroshi, 63 años, había sido jardinero en los templos del este de la ciudad durante toda su vida.
Recortaba arbustos, barría hojas, cuidaba piedras con la paciencia con la que otros cuidan a sus hijos.
Pero la vejez, las deudas y una jubilación injusta lo dejaron sin trabajo, sin casa y sin propósito.
Dormía bajo un puente, envuelto en mantas que otros desechaban.
Y durante semanas, nadie pronunció su nombre.
Hasta que un día, mientras miraba el río desde lo alto del puente —pensando en no volver ... (ver texto completo)
Y con la arena del tiempo, unos hacen playa y otros desiertos.
No hay secreto que el tiempo no revele.
Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo.
No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido.
Buenas noches Sensi, feliz descanso un abrazo.
PIEDRA EN EL CAMINO

Había una vez un hombre muy rico que habitaba un gran castillo cerca de una aldea. Quería mucho a sus vecinos pobres y siempre estaba ideando medios de protegerlos, ayudarlos y mejorar su condición. Plantaba árboles, hacía obras de gran importancia, organizaba y pagaba fiestas populares, y junto al árbol de navidad que preparaba para sus hijos hacia colocar otros con regalos para los niños de la vecindad.
Pero aquella pobre gente no amaba el trabajo, y esto les hacía esclavos ... (ver texto completo)
Cambia, aunque sea lentamente, porque la dirección es más importante que la velocidad.
De los topos, aprendimos a hacer túneles.
De los castores, aprendimos a hacer diques.
De los pájaros, aprendimos a hacer casas.
De las arañas, aprendimos a tejer.
Del tronco que rodaba cuesta abajo, aprendimos la rueda.
Del tronco que flotaba a la deriva, aprendimos la nave.
Del viento, aprendimos la vela.
¿Quién nos habrá enseñado las malas mañas?
¿De quién aprendimos a atormentar al prójimo y a humillar al mundo?