CERCA DE LA IGLESIA: -09-11 00:11:16
ROMERíA A JABALCóN: último domingo de abril, con algunos de mi familia, siempre con ánimo de fiesta, entre los últimos parajes de la vega. Se oyen, a lo lejos, tropeles, conforme avanzamos, ya cerca, de la Cuesta Catín, grupos de jóvenes chillando, algunos estribillos de canciones, y machaconamente repitiendo, ¡ viva la virgen de la Cabeza ¡ , ¡ viva ! Las caballerías ataviadas con diferentes monturas, mantas de jarapos, con colores abigarrados, crines recién recortadas, con acompañante en la grupa, sombreros encasquetados y otros ya en la espalda, casi todos animados con la bota , que no cesa de pasar de manos. Más arriba encuentras otros, con sus voces rotas, y un poco aburridas, y de tanto, en tanto, un ensordecedor cohete. Mujeres caminando descalzas y alguna, que otra, de rodillas, con signos de cansancio, miran resignadas, tener su promesa casi cumplida. Las gentes, empiezan a rezagarse, todos llevan la idea fija, parar en una roca llamada, Barba la Vieja, aquí el esfuerzo ha valido un buen trago, se ve la Ermita, ya la excursión está culminada. La mayoría, sin atención, mira , pero no ven nada, indolora pasión se respira, la misa se acaba, y, todo el mundo busca, su parte perdida, para buscar merenderos entre las rocas. Se ven siluetas de mozos bebidos, saludando con la bota en mano, haciendo gestos eufóricos a conocidos. Allá cerca de la ermita reparten lonchas de jamón, entre los más pobres, que más, que otra cosa, son golosos del ibérico. El cansancio nos invade, unos bajan en coche, y otros, como subían, la bajada es rápida, a la Virgen la esperan, en la Orilla Empedrada, los mozalbetes desaforadamente, se la disputan, todos quieren acompañarla, para sentirse laureados, de sus mejores gestas en España. A.R.
ROMERíA A JABALCóN: último domingo de abril, con algunos de mi familia, siempre con ánimo de fiesta, entre los últimos parajes de la vega. Se oyen, a lo lejos, tropeles, conforme avanzamos, ya cerca, de la Cuesta Catín, grupos de jóvenes chillando, algunos estribillos de canciones, y machaconamente repitiendo, ¡ viva la virgen de la Cabeza ¡ , ¡ viva ! Las caballerías ataviadas con diferentes monturas, mantas de jarapos, con colores abigarrados, crines recién recortadas, con acompañante en la grupa, sombreros encasquetados y otros ya en la espalda, casi todos animados con la bota , que no cesa de pasar de manos. Más arriba encuentras otros, con sus voces rotas, y un poco aburridas, y de tanto, en tanto, un ensordecedor cohete. Mujeres caminando descalzas y alguna, que otra, de rodillas, con signos de cansancio, miran resignadas, tener su promesa casi cumplida. Las gentes, empiezan a rezagarse, todos llevan la idea fija, parar en una roca llamada, Barba la Vieja, aquí el esfuerzo ha valido un buen trago, se ve la Ermita, ya la excursión está culminada. La mayoría, sin atención, mira , pero no ven nada, indolora pasión se respira, la misa se acaba, y, todo el mundo busca, su parte perdida, para buscar merenderos entre las rocas. Se ven siluetas de mozos bebidos, saludando con la bota en mano, haciendo gestos eufóricos a conocidos. Allá cerca de la ermita reparten lonchas de jamón, entre los más pobres, que más, que otra cosa, son golosos del ibérico. El cansancio nos invade, unos bajan en coche, y otros, como subían, la bajada es rápida, a la Virgen la esperan, en la Orilla Empedrada, los mozalbetes desaforadamente, se la disputan, todos quieren acompañarla, para sentirse laureados, de sus mejores gestas en España. A.R.