ALICUN DE ORTEGA: Y.. yo, te seguiré queriendo...

De este lugar, Sr. Rafael, se extrajeron las piedras rectangulares para confeccionar: El desaparecido Pilar de la Plaza Alicunera. Usted que es muy dado a plasmar la historia, tal vez le interese saberlo. Las cosas tienen siempre el valor de los ojos con que se miran y sobre todo con el amor del recuerdo, mucho más si ese recuerdo es de la infancia.

Quiero explicarte una cosa
que no se la he dicho, a nadie,
mi infancia fue la más dichosa
que haya parido una madre,
esa madre tan hermosa,
mi madre fue la más grande
como madre y como esposa,

y está aquí, en su pueblo
en Piedra Bermeja reposa
y yo la llevo por dentro
enganchada en mi memoria
con mi recuerdo y mi pueblo

por eso estas laderas
esta tierra y este entorno,
aunque cruce, otras fronteras
son de mi cariño propio.

“A un amigo

Y.. yo, te seguiré queriendo

Rompe, al alba, el horizonte
sobre las lomas desnudas
de las laderas del monte
limpias de nubes y brumas

silencio de calma y esparto
duerme en la aura tendida
olorosa sobre el campo
de hinojo, ruda y sabina

el buitre observa en la altura
con vuelo de algodón en rama
llanuras de agricultura
tajos, barrancos y ramblas

entre mágina y cazorla
y sierras de baza y nevada,
donde pierde onda la historia
que está en su tierra enterrada.

Un hombre de mente añeja
estruja recuerdos lejanos
y episodios que se alejan
en unos tiempos pasados,

cuando en las brisas nocturnas
y vientos de libertad
se oían jinetes sin grupa
en los caminos transitar.

Y sin temblarle la mano
lee un libro manuscrito,
ocre y de borrones plagado,
sin cubierta y deshojado
de llevarlo en el bolsillo

expresa y lee discreto
sin gafas y de un tirón,
conteniéndose el aliento
y poniendo el corazón.

Hay amores que cautivan
con el querer, de verdad
que, en el paseo de la vida,
unos vienen y otros se van.

Desde el Peñón a la Dehesa
entre terreras, laderas
los tarays visten de seda
en tierras alicuneras

y su Valle se enriquece
con historias cortijeras
donde los recuerdos duermen
en los cortijos y cuevas

con sentimiento desgarrado
que aflora en las veredas
de aquel tiempo adorado
de una infancia bella

aquí, en nuestro Pueblo
de la sangre de las venas
de quien lo siente por dentro
de las raíces de la tierra.

Y en este Valle de calma
desde Charrin a los Ciruelos,
nuestra vida llega y pasa,
entre ilusiones y desvelos
abrazos, alegrías y lágrimas
de corazones Alicuneros.

“Antonio”