Efectivamente Sra. Dominguez Vega, yo no estaba presente cuando su abuelo hablara de Alicún en Granada o algún otro sitio. Siento decirle que Ud. a malinterpretado mis palabras. Yo no siento absolutamente animadversión por su abuelo como Ud. dice, solamente he expresado mi humilde y sincera opinión de los recuerdos que como hijo del pueblo de Alicún guardo de D. Miguel Vega Rabanillo. Por favor no se confunda.
Que Ud. hable de su abuelo y del buen recuerdo que guarda de él me parece lo más hermoso y humano del mundo ya que yo también he tenido los mios y así los recuerdo. Yo he opinado con base a los conocimientos que personalmente guardo de su abuelo, ni lo he ofendido ni lo he alabado en su relación con respecto al pueblo. Sobre su profesionalidad e inteligencia en el saber de la cirugía es público y notorio y de sobra conocido y reconocido el gran prestigio de su nombre, demostrado y ganado de una forma meritoria y ejemplar. Sobre su relación con la gente llana del pueblo le vuelvo a decir que no fue ni mala ni buena, porque sencillamente, es que no la hubo. Dejé bien claro en mi anterior escrito sobre el asunto de la donación de los terrenos en cuestión, que no se podía ni debía de catalogarse su proceder de malo o bueno, ya que, como señor y dueño de ellos podía hacer lo que mejor a él le pareciere. Tiene Ud. toda la razón cuando dice que quizá su intuición le llevara a negarse a esa donación. En ese mismo momento puso de manifiesto su gran conocimiento de la vida y del futuro, pero, no porque se fijara en mi como Ud. dice, pues yo, practicamente era un crio y la mirada de un adolescente siempre es jovial y limpia y no irradia la ira con que Ud. se manifiesta. Yo si creo, que D. Miguel Vega, como gran conocedor de la vida y de los hombres, sabía de la ingratitud de estos, pues Ud. misma en uno de sus anteriores escritos dice que en cierta ocasión le comentó que igual cuando el tiempo pasara, nadie se acordaría de él y por lo tanto no le sería agradecido su trabajo y buen hacer. Quedó patente su acierto sobre la ingratitud, y el tiempo le dió la razón, pues ingratitud fue el pago que el Ayuntamiento de Alicún en su dia le dió a su hijo D. Manuel Vega Travesí. Esto es lo mismo que expongo en mi anterior escrito y no encuentro los motivos por los que Ud. ha reaccionado de forma tan iracunda. Sepa Ud. que no tengo baúl, ni malos ni buenos recuerdos de su abuelo. Debido a su profesión de Ud. me entederá si le digo que en este parecer soy esceptico y sigo considerando, cuanto menos, algo exagerado que su abuelo sea un icono del pueblo. De seguir participando o no, en este foro, haga Ud. lo que crea más conveniente, pero por favor Sra. no capte Ud. tanta maldad, pues yo le juro que no la hay. Ah, quisiera pedirle un favor ¿Ud. como filósofa, no cree que pueda existir alguna relación en cuanto a este pensamiento y opinión y la razón y el ser? Así la excepción quedaría sencillamente confirmada.
Un saludo.
Que Ud. hable de su abuelo y del buen recuerdo que guarda de él me parece lo más hermoso y humano del mundo ya que yo también he tenido los mios y así los recuerdo. Yo he opinado con base a los conocimientos que personalmente guardo de su abuelo, ni lo he ofendido ni lo he alabado en su relación con respecto al pueblo. Sobre su profesionalidad e inteligencia en el saber de la cirugía es público y notorio y de sobra conocido y reconocido el gran prestigio de su nombre, demostrado y ganado de una forma meritoria y ejemplar. Sobre su relación con la gente llana del pueblo le vuelvo a decir que no fue ni mala ni buena, porque sencillamente, es que no la hubo. Dejé bien claro en mi anterior escrito sobre el asunto de la donación de los terrenos en cuestión, que no se podía ni debía de catalogarse su proceder de malo o bueno, ya que, como señor y dueño de ellos podía hacer lo que mejor a él le pareciere. Tiene Ud. toda la razón cuando dice que quizá su intuición le llevara a negarse a esa donación. En ese mismo momento puso de manifiesto su gran conocimiento de la vida y del futuro, pero, no porque se fijara en mi como Ud. dice, pues yo, practicamente era un crio y la mirada de un adolescente siempre es jovial y limpia y no irradia la ira con que Ud. se manifiesta. Yo si creo, que D. Miguel Vega, como gran conocedor de la vida y de los hombres, sabía de la ingratitud de estos, pues Ud. misma en uno de sus anteriores escritos dice que en cierta ocasión le comentó que igual cuando el tiempo pasara, nadie se acordaría de él y por lo tanto no le sería agradecido su trabajo y buen hacer. Quedó patente su acierto sobre la ingratitud, y el tiempo le dió la razón, pues ingratitud fue el pago que el Ayuntamiento de Alicún en su dia le dió a su hijo D. Manuel Vega Travesí. Esto es lo mismo que expongo en mi anterior escrito y no encuentro los motivos por los que Ud. ha reaccionado de forma tan iracunda. Sepa Ud. que no tengo baúl, ni malos ni buenos recuerdos de su abuelo. Debido a su profesión de Ud. me entederá si le digo que en este parecer soy esceptico y sigo considerando, cuanto menos, algo exagerado que su abuelo sea un icono del pueblo. De seguir participando o no, en este foro, haga Ud. lo que crea más conveniente, pero por favor Sra. no capte Ud. tanta maldad, pues yo le juro que no la hay. Ah, quisiera pedirle un favor ¿Ud. como filósofa, no cree que pueda existir alguna relación en cuanto a este pensamiento y opinión y la razón y el ser? Así la excepción quedaría sencillamente confirmada.
Un saludo.