Esta es la calle de las flores, que se llamó: callejón de los muertos, porque fue camino del antiguo panteón. Las personas mayores comentan que: el hermano mayor las Animas Benditas, pasaba lista al principio de esta calle de todos los hermanos que la componían, por si alguno de ellos no asistía a cualquier entierro y, si faltaba era multado con 25 pesetas.
El callejón de las parras, que así también se le llamaba por su excelente parral, estaba muy concurrido de habitantes en la posguerra, y las familias se apreciaban y se ayudaban, como si todos fuesen una. Los recuerdos de unos tiempos difíciles, te enseñan la humanidad y el cariño que se repartía. Colchones en el suelo, en los veranos, alegría y una convivencia sana. En esta calle hoy, habitan tres familias, está muy bonita y arreglada, y sigue llamándose “el callejón” aunque su nombre ya es otro. Sus antiguos habitantes la siguen queriendo como era y como la recuerdan. Dicen que la niñez se recuerda, si ha sido muy buena o si ha sido muy mala, yo digo que la niñez se recuerda siempre con felicidad porque es lo más hermoso que se ha tenido.
El callejón de las parras, que así también se le llamaba por su excelente parral, estaba muy concurrido de habitantes en la posguerra, y las familias se apreciaban y se ayudaban, como si todos fuesen una. Los recuerdos de unos tiempos difíciles, te enseñan la humanidad y el cariño que se repartía. Colchones en el suelo, en los veranos, alegría y una convivencia sana. En esta calle hoy, habitan tres familias, está muy bonita y arreglada, y sigue llamándose “el callejón” aunque su nombre ya es otro. Sus antiguos habitantes la siguen queriendo como era y como la recuerdan. Dicen que la niñez se recuerda, si ha sido muy buena o si ha sido muy mala, yo digo que la niñez se recuerda siempre con felicidad porque es lo más hermoso que se ha tenido.
