A UN AMIGO
¡Adiós madre dolorosa!
Virgen de soledad…
que otro año por ahora
sabe Dios quién te verá…
Porque no es el tiempo el que pasa
sino la sangre en las venas
los días y las mañanas
de soledades severas
y la manos decadentes
conciertan mi tez anciana
de madrugadas indulgentes
a insomnio de noches largas.
En mi mente de recuerdos
tengo cerros de episodios
refugiándome en los bellos
pero sin olvidar los otros
bajo mi casa y mi cueva
está mi historia privada
sólo mi alma entra en ella
y Dios que me da compaña
y los murmullos del viento
en cuevas de Juan y Pedro
alientan mi sentimiento
y aventan todo lo que siento
del amor que llevo dentro.
Ya mis paseos por las ramblas
que ejercen mi fuerza viva
se espacian como se alargan
los años que hay en mi vida.
Quiero cantarle a la Virgen
mi saeta preferida
expresándole el origen
de una fe, leal y sentida
y en este Valle que tengo,
cada mañana soleada
cantaré a la Virgen en silencio
saetas que están clavadas
en mi historia y sentimiento.
¡Adiós madre dolorosa!
Virgen de soledad…
que otro año por ahora
sabe Dios quién te verá…
Porque no es el tiempo el que pasa
sino la sangre en las venas
los días y las mañanas
de soledades severas
y la manos decadentes
conciertan mi tez anciana
de madrugadas indulgentes
a insomnio de noches largas.
En mi mente de recuerdos
tengo cerros de episodios
refugiándome en los bellos
pero sin olvidar los otros
bajo mi casa y mi cueva
está mi historia privada
sólo mi alma entra en ella
y Dios que me da compaña
y los murmullos del viento
en cuevas de Juan y Pedro
alientan mi sentimiento
y aventan todo lo que siento
del amor que llevo dentro.
Ya mis paseos por las ramblas
que ejercen mi fuerza viva
se espacian como se alargan
los años que hay en mi vida.
Quiero cantarle a la Virgen
mi saeta preferida
expresándole el origen
de una fe, leal y sentida
y en este Valle que tengo,
cada mañana soleada
cantaré a la Virgen en silencio
saetas que están clavadas
en mi historia y sentimiento.
