Poco a poco se va desgranando la añoranza que embarga a todos los que un día u otro se tuvieron que convertir en EMIGRANTES, las raices no se secan, y resurgen como el ave Fenix. Todo son piropos y loas para
Rute, pero en la mayoría de los casos estos ruteños han llegado a la conclusión que ahora no son ni de aquí ni de allá y surge la melancolía. Si Rute hablara ¿que diría?
Diría que él también está triste, porque a consecuencia del éxodo de todos los que nacieron dentro de su jurisdición,
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