LUCENA: VI. LUCENA...

VI. LUCENA

1. HISTORIA DE LUCENA

Lucena es un municipio de la provincia de Córdoba ubicado en la Comarca Subbética y la Campiña Sur y junto al río Genil y se encuentra a una distancia de 67 km de la capital.
Su nombre proviene de Ell ossana (en hebreo Dios nos salve) conocido así por los judíos y los musulmanes lo denominaban al-Yussana.
Fue testigo del lugar donde se desarrolló la batalla de Munda el 17 de marzo del año 45 a. C. en la Guerra Civil entre Pompeyo y Julio César.
Es conocida como la Ciudad de las Tres Culturas (judía, musulmana y cristiana) o como Perla de Sefarad, término usado por los judíos en la Edad Media aunque se conoce fue cuna de otras civilizaciones en el Paleolítico Inferior y Medio.
Fue el núcleo principal de la población judía en Al-Ándalus siendo habitado exclusivamente por judíos en los siglos IX y XII.
Se instaló una Escuela Universitaria judía, aunque muchos de sus sabios se trasladaron a Toledo a fundar la Escuela de Traductores.
Actualmente quedan un conjunto de pequeñas y estrechas calles en el centro de la ciudad, alrededor de la antigua Sinagoga llamada La Judería (siglos IX al XI).
Seria en 1124 cuando el rey Alfonso I El Batallador de Aragón conociendo la persecución de la población cristiana-mozárabe por el fanatismo religioso de los almorávides realizó una correría por Andalucía recorriendo Alcalá La Real, Luque, Baena, Écija, Cabra y Lucena donde vence a Abu Bakr, hijo del Emir Ali ibn Yusuf en Amisol, Arinzol o Aranzuel, este último Anzul, hoy Puente Genil el 10 de marzo del 1126.
Tras estas victorias libera a un numeroso grupo de mozárabe cristianos de Lucena y se trasladan al reino de Aragón donde fijan su residencia. El resto de los mozárabes de Al-Ándalus que no huyeron fueron represaliados y castigados siendo su mayor parte deportados a Marruecos.
En 1148 la “Ciudad de los Judíos” fue invadida y arrasada por los almohades ante su negativa de conversión al Islam lo que obligó a los supervivientes a emigrar a Toledo donde esta comunidad pudo desarrollarse.
El poeta judío Abraham ben Meir ibn Ezra conto en sus versículos la destrucción de Lucena y la eliminación de sus aljamas judías andalusíes provocada por el ataque almohade.
En sus lamentaciones decía: “Mis ojos lloran por la ciudad de Lucena. de Lucena. Como quedó abandonada Córdoba. No queda ni un solo judío en Jaén ni en Almeria. Tampoco queda vida judía en Mallorca, ni en Málaga. Los residuos judíos son duramente abatidos”.
“El llanto de mis ojos como el llanto del avestruz, es por la ciudad de Elíossana, libre de tachas, aparte de aquí mora la cautiva comunidad, sin cesar hasta cumplir la fecha del 1070 años pero vino su día, huyó de su gente y ella quedó como viuda, huérfana de ley, sin Escritura, sellada de la Mishna, el Talmud estéril se tornó y todo su esplendor perdió…
Siendo anteriormente una ciudad judía y posteriormente islámica, Lucena fue conquistada por la Cristiandad por Fernando III El Santo en 1240 quien la donó al Obispo y al Cabildo de la Catedral de Córdoba, quienes le permutarían en 1342 a DªLeonor de Guzman, amante del rey Alfonso XI por otros bienes inmuebles en Córdoba.
En la Guerra civil entre D. Pedro I El Cruel y su hermano Enrique II de Trastamara, este último la entregó como Señorío a Juan Martínez de Argote quien la testara a su hija María Alfonso de Argote, casada con Martín Fernández de Córdoba vínculo a Lucena a los de este apellido de su rama de los Alcaides de los Donceles, siendo la avanzada castellana en la frontera de la Granada hasta el 1492.
En 1480 el Conde de Cabra Diego III Fernández de Córdoba derroto y apreso al rey de Granada Boabdil en la batalla de Lucena siendo encerrado durante algún tiempo en la Torre del Castillo del Moral.
En 1808 durante la Guerra de la Independencia contra Napoleón tuvo un gran protagonismo Lucena.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses
En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Montemayor, dentro de la provincia de Córdoba.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Lucena, es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Ya en el siglo XX tras la etapa democrática Lucena se transforma en uno de los centros de crecimiento económico siendo la segunda productora en aceituna a nivel mundial y dispone de un importante centro vinícola de la Denominación de origen de Montilla-Mori. les.
Otras actividades económicas a destacar es la segunda en producción de muebles del país, tras Valencia, la primera productora de frio industrial nacional además de poseer otras industrias