En mi época y anteriores, los novios se despedían en la
puerta y se daban el último achuchón y nuestro protagonista atencojió contra la puerta a la
joven y la madre que estaba sentada en la cocina en el segundo cuerpo, para quitarle hierro, comentó: Se ha nublado y se está levantando y aire más tonto…, a lo que respondió el padre dirigiendo la voz para el paso de
casa: Pues como yo me levante, se va a quedar más raso que la puñeta.