CORDOBA: CORDOBA- (CAPITULO 8ª)...

CORDOBA- (CAPITULO 8ª)

6ª) Las clases sociales y sus creencias religiosas

En Al-Andalus, existían tras la conquista de Hispania, grandes familias donde se agrupaban en los diferentes grupos étnicos que habían intervenido y eran dos: los muradles o qaisies y los yemeníes o Kalbies. Estos árabes puros, mantenían entre sí la rivalidad nacida en los primeros tiempos de la dominación y tendían a discriminar a su vez, a los moriscos y persas, que pertenecían al fin, a pueblos conquistados e islamizados.
Este era el elemento disgregador que había sido origen de muchos conflictos y disturbios en la época del Emir, Al-Hakan I.
Entre los musulmanes había otras dos clases sociales: el pueblo llano y una naciente clase media de comerciantes y artistas que tenía puesta sus aspiraciones en convertirse en una futura aristocracia, llamada a sustituir de los puestos principales, al naciente linaje militar. Se les llamaba” muladíes” es decir “adoptados” y componían la mayor parte de la población. Entre estos, los había de origen judío o cristiano pero también hijos de padre o madre musulmanes o la mayoría cristianos visigodos que habían abrazado el Islam para obtener su libertad.
Los judíos que vivieron la opresión durante el dominio visigodo, mejoraron su condición legal y social con el gobierno de los musulmanes y asimilaron muy bien su cultura. Vestían como ellos, reservándose el color amarillo, hablaban y escribían árabe y se adaptaron a sus costumbres pero se mantenían fieles a su religión o a sus creencias, practicándolas en sus sinagogas.
En Córdoba había varias juderías, una junto el muro del Alcázar frente a la Puerta de Sevilla o de los Especieros y otra hacia el norte de la Medina, junto a Bab al-Iahud o Puerta de León.
Existía otro grupo muy numeroso, los mozárabes o arabizados que significaba “el que pide vivir como árabes” quienes se integraron también a la cultura árabe.
En Al-Andalus, los tres grupos, cristianos, judíos, se englobaban junto a los musulmanes, bajo la denominación de “al-Kitab” o “Gentes del Libro” por el origen de sus creencias religiosas reveladas.
Los cristianos en Al-Andalus, conservaban sus Basílicas y podían hacer uso de sus campanas los domingos, aunque, mantenían su administración propia dirigida por un conde o gobernador, nombrado por el Emir; tenían un recaudador de impuestos “el exceptor” y su propio juez, el “qadi án–nasara”.
Se regían por sus propias leyes, es decir el Fuero Juzgo, excepto en los litigios con los musulmanes o delitos contra la fe islámica, de cuyo entendimiento le correspondía a los “cadies” musulmanes.
También la coexistencia entre razas y diferentes culturas, originaron un fenómeno de aculturación de la nación islámica en Al-Andalus donde las mujeres gozaban de una libertad inusitada e iban frecuentemente con el rostro descubierto y destacaban como poetisas, donde asombraban a los extranjeros el abuso del vino que se bebía sin limitación y era descrito por los cronistas de la época, cantando por poetas y disculpado por los jueces, no pudiendo sustraerse al influjo de una tierra que la vid estaba adaptada desde los tiempos remotos.

Julio Reyes Al-Mayriti