SAN PEDRO DE MERIDA: El amplio espacio despejado fue apisonado por las maquinas...

Al llegar al número 24, faltaban sólo dos bolas por salir y la expectación se inflamaba por momentos hasta un límite insostenible.

El Cardenal y el Maestre pensando en el empate se disponían a continuar otra agotadora sesión.

25ª dijo con monotonía Matania en tanto los otros miraban a Marañón y para escucharle el color de la anteúltima bola. Cuando dijo, Blanca, las miradas de todos se centraron en Matania, porque tenía que sacar la última bola.
26ª Blanca.

Como había ganado el Temple en la elección del lugar por mayoría de bolas blancas la planificación que había plateado el Maestre Guatire fue aceptada de inmediato.

Los resignados monjes y los caballeros templarios, se dispersaron con distintos ánimos a sus respecti-vos acuartelamientos para preparar el Concilio que posiblemente les aportaría la paz.

En un llano rocoso vecino al círculo mágico donde dormitaba el Arca, las excavadoras del Temple y la Iglesia se atareaban sin parar para desbrozar todo el terreno de árboles, matorrales y escajos, en todo el contorno que los Nigromantes habían trazado.

La vigilancia del contorno se realizaba por turnos rigurosos entre las milicias de las congregaciones, para evitar trampas y acometidas inesperadas del Temple o de la Iglesia.

Más alejado del cinturón que rodeaba el perímetro, un círculo minado rodeaba la tierra de nadie, para evitar inesperadas visitas por la retaguardia de los cordones de seguridad, que vigilaban los soldados de los dos bandos que estaban entremezclados para evitar susceptibilidades.

El amplio espacio despejado fue apisonado por las maquinas y después hormigonado con una capa de cemento, antes del montaje definitivo de las carpas multicolores para cobijar a los litigantes eternos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
El día 23 de diciembre a media mañana ya estaba todo el dispositivo dispuesto y operativo.