MONTILLA: MONTILLA. CORDOBA...

MONTILLA. CORDOBA
También existía del Castillo, calificado como uno de los más hermosos de Andalucía y con una serie de baños distribuidos en el término de origen romano. La economía estaba en alza siendo las producciones más importantes: el aceite con una producción de 80.000 arrobas con ventas que se distribuían en Málaga, Sevilla, Madrid; el vino distribuido a Córdoba, su provincia, Écija e incluso Inglaterra; el trigo con 50.000 fanegas junto a otras a otros cereales, leguminosas, hortalizas y frutas.
En el ámbito industrial es de destacar el sector agroalimentario, los telares de lino, y lana, alfarería y tejares.
Los principios del siglo XIX fueron revoltosos por la difusión de las ideas republicanas y socialistas por el médico Francisco Palop Segovia y la proliferación de organizaciones obreras y el anti clericalismo.
Se produjeron muchos enfrentamientos contra los franceses en la Guerra de la Independencia, luchas entre absolutistas y liberales y la epidemia de cólera en 1855 y las revoluciones contra Isabel II.
El 1868 la Gloriosa que supuso el derrocamiento de la reina Isabel II, se provocaron agitaciones Montilla por la existencia de grupos demócratas organizados.
Siguieron estos periodos convulsos con la proclamación de la 1ª República en 1873 donde estalla un motín popular con asaltos e incendios de casas de autoridades locales y con el asesinato de uno de los hombres más ricos de la comarca, conocido como el cacique que intentaba huir.
También tuvo mucha incidencia las medidas desamortizadoras de Mendizábal en 1835, la presencia de la expedición de los generales carlistas Gómez y Cabrera en 1836 y la llegada del ferrocarril en 1865.
En este siglo Montilla se trasformó en un importante núcleo republicano con una manifestación de esta tendencia en las elecciones municipales.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Tras el triunfo de la Revolución Rusa en 1917 se produjo en Montilla un núcleo de agitación social. En este mismo año una manifestación de protesta en mayo acabo disuelta a tiros por las fuerzas de orden público en la calle El Santo.
Se convocaron nuevas huelgas y amenazas contra personas y propiedades y el portavoz republicano en el Ayuntamiento fue detenido y la sesión municipal del 1 de agosto del 1917 fue celebrada con la presencia de la Guardia Civil en la sala capitular.
El grupo socialista obtuvo la mayoría en las elecciones del 1920 y hubo un continuo enfrentamiento con el sindicato católico dirigido por el Conde de la Cortina.
Durante el periodo (1923-1930) de dictadura del general Primo de Rivera realizó una prosperidad económica en la ciudad con la expansión de la industria vinícola.
En el ámbito socio-cultural destacó la figura de D. Francisco Alvear, Conde de Cortina quien fomenta el establecimiento de las Esclavas de María del Divino Corazón y la Congregación Salesiana, ambas instituciones consagradas a la docencia y el regreso de la Compañía de Jesús.
El Conde de Cortina adquirió la Casa del Inca Garcilaso de la Vega e instalan allí una biblioteca pública.
Con la expansión del sector vitivinícola, los gremios artesanales pasaron a la sombra y la ciudad alcanzó una fama universal en la elaboración de excelentes vinos y en 1944 alcanzaron el título denominación de origen Montilla-Moriles.
En las elecciones de 1931 y 1933 las candidaturas socialistas obtuvieron una mayoría aplastante y el Frente Popular duplica el número de votos a las candidaturas conservadoras.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Montilla, es ocupada por el bando nacional y hubo una brutal represión con 114 fusilamientos de una población de 20.000 habitantes.
Ante esta situación caótica muchos montillanos huyeron a poblaciones más próximas como Espejo, Bujalance e incluso Jaén y fuera de España.
Algunos de montillanos acabaron en los campos de concentración franceses y alemanes como Mauthausen.
La posguerra fue muy dura y se estima que en 1939 había más de 400 montillanos en distintos penales de España.
Llegó el periodo 1960 y se produjo un gran desarrollismo en la industria vitivinícola y Montilla se erigió en los primeros lugares de la provincia de Córdoba aunque no obstante se inició un periodo migratorio de la población hacia Alemania y hacia Cataluña.
Terminada la guerra transcurre la historia dentro del régimen de Franco hasta que en 1977 se incorpora esta villa, tras la Ley de Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”