los mudos: la guardia eslava del emir, CORDOBA

LOS MUDOS: LA GUARDIA ESLAVA DEL EMIR DE CÓRDOBA
Cuentan las crónicas andalusíes que Al-Hákam I, el tercer emir de Córdoba (770 - 822) fue el más sanguinario y déspota de los emires omeyas. Su gobierno es recordado por la gran cantidad de rebeliones y matanzas, como la jornada del foso de Toledo, y deportaciones forzadas, como los 20.000 habitantes del barrio cordobés de Secunda. De él se decía que era tan dado a la bebida como poco adicto a las costumbres piadosas, y en la mezquita mayor, durante la oración de los viernes, se levantaban voces anónimas que le gritaban: ¡Borracho, ven a rezar!.
Ante este panorama, Al-Hákam I, que no se fiaba de nadie, y mucho menos de su propio pueblo, reclutó mercenarios cristianos de diversas procedencias, con los que formó una guardia palatina de más de dos mil hombres de origen eslavo, que fueron conocidos en la cultura popular con el nombre de «los mudos», debido a que estos no hablaban ni la lengua árabe ni la romance.​ Se encargaban de garantizar la seguridad personal del emir incluso durante reuniones privadas, por la noche y durante las oraciones en la mezquita. El emir los alojó en dos cuarteles contiguos al alcázar cordobés y que eran comandados por Rabí, un conde visigodo cristiano hijo de un tal Teodulfo, quien también se desempeñó como recaudador de impuestos del emir.