Cuando uno pasea por un
pueblo, bien sea el suyo propio, u otro que se visita, gusta de contemplar bellos
rincones y
paisajes. A esto añadiremos que es muy agradable encontrar gente amable. También en un pueblo nos gusta saborear su gastronomía. Y no olvidemos sus
monumentos y lugares típicos, y sus
fiestas y
tradiciones. En fin son tantas las cosas que nos gusta en encontrar en un pueblo, que no podemos reflejarlas en su totalidad. Pero a todo ello hay que agregar algo que no podemos pasar por alto
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