Una de estas casas era la de Tío Mariano. Era tío de mi madre y en una ocasión hube de ir a llevar algo, que ya no recuerdo. Atravesé el largo corredor hasta llegar a la parte habitada, --estructura muy común en casi todas las casa de entonces--, sin problemas pero a la salida, tras el consabido dulce con que solían agasajar a los críos, salía ufano sin darme cuenta de que debajo de un banco corrido, a la derecha, se guarecía una perra con su cría. No recuerdo haber hecho nada que la molestara, pero ... (ver texto completo)