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Tontorrón el último si no quema pólvora.
Lo ha dicho el alcalde,
que es la autoridad
y no habla en balde
porque manda más.
Se hizo la fogata con trastos gastados por ser tan añejos.
Todos a saltarla antes que se extingan las llamas
que limpia a los cuerpos y también las almas.
Del cuerpo las toxinas,
de las almas las manchas
que acusan cansinas
y obstaculizan la marcha.
Empieza el verano y habrá paja y grano.
Cuando el sol alumbre
estaremos cansados.
Y tal vez alumbrados
tengamos un tenue vislumbre
de lo ya pasado
y que hemos quemado.
Yo iré moza a tu fuente en vez de a la playa.
A mojar mis píes,
a refrescar mi cuerpo
que ya es de fantasma
con tus aguas claras.
Y después me iré.
Como hice siempre,
arrastrando la carga
de unos huesos cansados
que tienen en sus túetanos
metido tu olor y fragancia.
Pasó la noche mágica y empezó otro verano.
Pero sigue viva la tragedia que en lo cotidiano
somos incapaces parar con nuestra rústica mano.
Hemos quemado otro año,
Ha llegado el verano,
la estación de los pobres terráqueos
que comen de la tierra sus frutos granados.
Salud.
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