En el corazón del
Casco Viejo se encuentra el centro neurálgico de la vida social de
Bilbao: la
Plaza Nueva. Edificada en 1815 en estilo neoclásico, esta plaza ha mantenido su estructura original y se ha convertido en el principal escenario de las celebraciones de los bilbaínos.
En 1821, Silvestre Pérez levantó los planos.
En 1825, Antonio de Echevarría asumió la dirección de la obra, realizando dos proyectos de reforma en 1829 y 1832.
La dirección pasó entre 1840 y 1851 a Avelino de Goicoechea, quien a su vez modificó el proyecto de Echevarría.
La Plaza Nueva tiene cinco entradas y está formada por 18
arcos de medio punto con
columnas adosadas. Debe su nombre a que ya existía una Plaza Vieja en el lugar que hoy ocupa el
Mercado de la Ribera.
A lo largo de la
historia de Bilbao, han sido varios los encargados de coronar el centro de la plaza: un busto de Diego López de Haro, un
quiosco de
música y una gran
fuente.