UN DÍA SE MARCHÓ A BARACALDO EN 1955
Era un día gris del mes de septiembre, de esos días que se presagia el drama en las personas que no tenían trabajo, en aquellos años de 1955, donde el paro no existía remunerado, el hombre era un joven con ganas de salir adelante con su esfuerzo, el trabajo en la Renfe se había terminado, y la Carretera que llaman directa desde Valladolid a Medina del Campo, parecía estar en punto muerto, Aquel joven que tenía su novia en La Seca, pensó salir corriendo para buscarse una vida más digna, y sin dar más vueltas, con su maleta de madera hecha por el Señor Torivio el carpintero, se marchaba en el coche de línea de La Regional, desde donde con su maleta a cuestas caminaba hasta la Estación de Ferrocarril del Campo Grande, de Valladolid, Allí intentaría sacar un billete del tren más barato, que le llevase hasta Baracaldo, lugar donde tenía un hermano y alguna familia más lejana, Al empezar el tren su marcha, que tenía paradas en casi todas las estaciones, y que llamaban entonces un tranvía, y que se tiraba muchas horas de camino a Vascongadas. el joven aquel con el servicio militar obligatorio terminado entonces empezó a pensar en su futuro, y la verdad que no fue muy halagüeño, al llegar a Baracaldo ingreso creo que fue el Hospital de Cruces, para hacerle una intervención de operación de estómago, donde pudo salir pronto e iniciar su vida en una fabrica de fundición llamada Aurrera. Donde termino toda su vida productiva, llegando a ser un hombre entendido en fundición de hierros y acero. Su vida se desenvolvió en familia, casándose con su novia de toda la vida. y dejando sus huellas entre las luchas vecinales y su idea del sindicalismo. Llegando a vivir hasta los 91, años, su infancia fue dura, en La Seca, ya que a los nueve años estaba de zagal con ovejas merinas, y después trabajando de obrero en el campo por sueldos de miseria, el servicio militar le hizo en Zaragoza, y termino siendo cabo del ejército, ya que su cultura fue nocturna, entre sus familiares por las noches se formaban para poder emigrar al ser mayores, en el entorno de una camilla con faldas y un brasero para no morir de frío. Donde varios primos se consolaban en su verdadero drama. Estar sin padres, por culpa de una maldita guerra incivil. Que les dejaría sin ninguna protección, Gracias a Baracaldo y sus gentes, donde encontrarían un lugar para vivir en dignidad. Como yo mismo puede comprobar en varias ocasiones.
G X Cantalapiedra.
Era un día gris del mes de septiembre, de esos días que se presagia el drama en las personas que no tenían trabajo, en aquellos años de 1955, donde el paro no existía remunerado, el hombre era un joven con ganas de salir adelante con su esfuerzo, el trabajo en la Renfe se había terminado, y la Carretera que llaman directa desde Valladolid a Medina del Campo, parecía estar en punto muerto, Aquel joven que tenía su novia en La Seca, pensó salir corriendo para buscarse una vida más digna, y sin dar más vueltas, con su maleta de madera hecha por el Señor Torivio el carpintero, se marchaba en el coche de línea de La Regional, desde donde con su maleta a cuestas caminaba hasta la Estación de Ferrocarril del Campo Grande, de Valladolid, Allí intentaría sacar un billete del tren más barato, que le llevase hasta Baracaldo, lugar donde tenía un hermano y alguna familia más lejana, Al empezar el tren su marcha, que tenía paradas en casi todas las estaciones, y que llamaban entonces un tranvía, y que se tiraba muchas horas de camino a Vascongadas. el joven aquel con el servicio militar obligatorio terminado entonces empezó a pensar en su futuro, y la verdad que no fue muy halagüeño, al llegar a Baracaldo ingreso creo que fue el Hospital de Cruces, para hacerle una intervención de operación de estómago, donde pudo salir pronto e iniciar su vida en una fabrica de fundición llamada Aurrera. Donde termino toda su vida productiva, llegando a ser un hombre entendido en fundición de hierros y acero. Su vida se desenvolvió en familia, casándose con su novia de toda la vida. y dejando sus huellas entre las luchas vecinales y su idea del sindicalismo. Llegando a vivir hasta los 91, años, su infancia fue dura, en La Seca, ya que a los nueve años estaba de zagal con ovejas merinas, y después trabajando de obrero en el campo por sueldos de miseria, el servicio militar le hizo en Zaragoza, y termino siendo cabo del ejército, ya que su cultura fue nocturna, entre sus familiares por las noches se formaban para poder emigrar al ser mayores, en el entorno de una camilla con faldas y un brasero para no morir de frío. Donde varios primos se consolaban en su verdadero drama. Estar sin padres, por culpa de una maldita guerra incivil. Que les dejaría sin ninguna protección, Gracias a Baracaldo y sus gentes, donde encontrarían un lugar para vivir en dignidad. Como yo mismo puede comprobar en varias ocasiones.
G X Cantalapiedra.