HACE UNOS DÍAS EN BARAKALDO
Hace unos días, digamos el primero de febrero, que visite ese lugar de acogida y posada para muchos paisanos míos, que han pasado allí parte se su vida o la mayoría de sus años de poder vivir dignamente, sin tener que ser un vasallo de nadie, En Barakaldo esos tres días que estuve allí respire libertad de opinión, y más estando en el funeral de mi pariente, con sencillez en los comentarios que hicieron algunos paisanos míos. Que me hicieron pensar que esa tierra vasca les dio futuro y muchas horas de felicidad. El viaje fue para despedirme de un primo hermano, que fue mi compañero de juegos y de aficiones, cuando era solo un niño, tuve la suerte de estar con el muchas veces más en ese lugar, donde La Ría del Nervión marca a sus gentes, este primo hermano mío tuvo la suerte de vivir ahí 70, años, de conocer como esas poblaciones crecieron y se identificaron sus habitantes con la tierra que pisaban, y de no verse forasteros nunca, Barakaldo ha sido mucho más que una ciudad sin fronteras, ha sido una verdadera madre acogiendo a diferentes culturas y personas, y sin ver ninguna diferencia en el trato a las muchas personas que no nacieron ahí, pero que quieren a esa tierra mucho más que a la tierra donde nacieron, y tienen sus razones poderosas, La verdad que siempre que fui ahí me sentí a gusto, aunque no todo sea de color de rosa. Ya dije un día que no me agrado ver las personas durmiendo bajo el Porche de la Iglesia de San Vicente, lugar próximo a donde vivió mi primo hermano. Llevaré siempre a Barakaldo en mi memoria y en el corazón, como lo hizo la prima hermana de mi Madre. Esther Cantalapiedra, que exiliada en Bélgica desde la guerra incivil. Murió pensando en Barakaldo y Ortuella. Una mirada de admiración y respeto a esa población cruce de culturas. G X Cantalapiedra. 27 – 2 – 2025.
Hace unos días, digamos el primero de febrero, que visite ese lugar de acogida y posada para muchos paisanos míos, que han pasado allí parte se su vida o la mayoría de sus años de poder vivir dignamente, sin tener que ser un vasallo de nadie, En Barakaldo esos tres días que estuve allí respire libertad de opinión, y más estando en el funeral de mi pariente, con sencillez en los comentarios que hicieron algunos paisanos míos. Que me hicieron pensar que esa tierra vasca les dio futuro y muchas horas de felicidad. El viaje fue para despedirme de un primo hermano, que fue mi compañero de juegos y de aficiones, cuando era solo un niño, tuve la suerte de estar con el muchas veces más en ese lugar, donde La Ría del Nervión marca a sus gentes, este primo hermano mío tuvo la suerte de vivir ahí 70, años, de conocer como esas poblaciones crecieron y se identificaron sus habitantes con la tierra que pisaban, y de no verse forasteros nunca, Barakaldo ha sido mucho más que una ciudad sin fronteras, ha sido una verdadera madre acogiendo a diferentes culturas y personas, y sin ver ninguna diferencia en el trato a las muchas personas que no nacieron ahí, pero que quieren a esa tierra mucho más que a la tierra donde nacieron, y tienen sus razones poderosas, La verdad que siempre que fui ahí me sentí a gusto, aunque no todo sea de color de rosa. Ya dije un día que no me agrado ver las personas durmiendo bajo el Porche de la Iglesia de San Vicente, lugar próximo a donde vivió mi primo hermano. Llevaré siempre a Barakaldo en mi memoria y en el corazón, como lo hizo la prima hermana de mi Madre. Esther Cantalapiedra, que exiliada en Bélgica desde la guerra incivil. Murió pensando en Barakaldo y Ortuella. Una mirada de admiración y respeto a esa población cruce de culturas. G X Cantalapiedra. 27 – 2 – 2025.