érase una vez una niña que veraneaba en un
pueblo de la
España profunda.
Dicha señorita conoció allí a un chico algo mayor que ella, un poco golfillo, que la hacía mucho llorar.
Sabía que él la quería a su manera pero a ella eso no le bastaba y cansada de esperar decidió no volver a aquel pueblecito por no sufrir más de amor.
Con el tiempo ella buscó su gran amor en una ciudad grande, se enamoró. Y tuvo un niño.
Con los años, muchos años, aquella chica y su antiguo amor se volvieron a encontrar;
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