Dibujo, romería regia, UJUE

Los soberanos de Navarra la veneraron y quisieron entregarle hasta su corazón (Carlos II) o la joya de un cáliz único (Carlos III). Desde su castillo de Olite acudían a su santuario con frecuencia con sus reales familiares. Ellos pasaron. El pueblo continúa con la tradición expresada en romerías pascuales de sabor y fervor indescriptibles por la penitencia y amplitud de los romeros que cantan jotas y rezan fervores a su real Señora.