En el pedestal de la escultura al peregrino en Puente la Reina se dice: “Y desde aquí todos los caminos a Santiago se hacen uno solo”.
Con el corazón puesto en Compostela,
en Puente la Reina, el peregrino,
pase o no el Arga, ya es camino,
fuera de lo cotidiano, es estela
de su espíritu, el deseo que anhela,
ya sabe aguantar, sufrir el destino,
ya ha dejado atrás el felino
que con careta tenía y ahora riela
ante el desarraigo de sí mismo,
tal como es, ante la verdad desnuda
y el fuerte deseo de esperanza
que impregna en todo su nudismo
y en la claridad que toda muda,
deposita su absoluta confianza.
Con el corazón puesto en Compostela,
en Puente la Reina, el peregrino,
pase o no el Arga, ya es camino,
fuera de lo cotidiano, es estela
de su espíritu, el deseo que anhela,
ya sabe aguantar, sufrir el destino,
ya ha dejado atrás el felino
que con careta tenía y ahora riela
ante el desarraigo de sí mismo,
tal como es, ante la verdad desnuda
y el fuerte deseo de esperanza
que impregna en todo su nudismo
y en la claridad que toda muda,
deposita su absoluta confianza.