Es una obra creada en acero por el
escultor navarro Faustino Aizkorbe. Simboliza el
Camino de Santiago y la experiencia espiritual del peregrino, con sus luces y sus
sombras. La cinta de acero encarna el
sendero, como si pudiéramos extender en el espacio y el tiempo el Camino de Santiago. El final de la espiral es Santiago que está vacío y que cada peregrino llenará a su manera. A si mismo el centro vacío representa el encuentro con la luz al final del Camino.