El
pueblo de
Javier se encuentra al este del
castillo en el que nació, en el siglo XVI,
San Francisco de Javier. Su pequeño núcleo urbano fue construido en 1960, con el fin de albergar a los vecinos que vivían en las antiguas
casas construidas junto a la fortaleza, y que fueron derruidas. Ante el
Ayuntamiento se sitúa una moderna
escultura de bronce en honor al
santo, obra del artista Francisco Aizcorbe. Además del castillo, el pueblo cuenta con otros puntos de interés, como la
parroquia de la Anunciación, del siglo XVIII, donde se halla la
pila bautismal en la que fue bautizado Francisco de Javier. El
altar del templo está presidido por una imagen
románica de la
Virgen María. En los alrededores de Javier, a orillas del
río Aragón, se conservan las
ruinas de un antiguo
molino de origen
medieval. También vale la pena subirse hasta el Castelar, el punto más alto de la localidad, desde donde se puede disfrutar de una extraordinaria vista de toda la zona.