maria soliña, CANGAS

María Soliño fue una mujer nacida en Cangas de Morrazo a finales del siglo XVI. Su estatus económico medio le supuso su arresto por el Santo Oficio, en el declive económico de la villa, tras ataques turcos. Es un personaje conocido más de forma popular que contrastado por investigaciones rigurosas. Hoy en día se pueden encontrar pocas referencias, investigaciones u obras que traten la figura de esta mujer.
Aunque se sabe que nació en 1551, en la propia villa de Cangas, la fecha de su muerte se desconoce. No existe partida de defunción. Este último punto ha dado a la imaginación popular las alas necesarias para crear el personaje nunca muerto de María Soliña.
Se casó con Pedro Barba, un pescador de la villa. Este hombre llegó a poseer, aparte de su embarcación (una dorna), una empresa de manufactura de pescado. El matrimonio tuvo hijos, aunque se desconoce el número.
La familia Barba vivía en una casa de dos plantas de piedra en el centro de la villa, las típicas casas de patín de Cangas. María Soliño, por herencia, poseía varias fincas. Pedro Barba y su cuñado, hermano de María, habían creado una empresa entre ambos para pescar, manufacturar y exportar pescado de la ría.
Sin embargo, las posesiones más importantes de la familia eran los derechos de presentación de esta mujer en la Colegiata de Cangas de Morrazo y en la Iglesia de San Cibrán de Aldán.
Siendo como era una de las mujeres más ricas del pueblo, enseguida llamó la atención de los nobles. Nueve mujeres en total, entre ellas Soliño, fueron juzgadas y condenadas por diferentes acusaciones relacionadas con la brujería. Con los datos necesarios encontrados, y los que no, inventados, fue llevada a las cárceles secretas del Santo Oficio. Para disimular su reprobable propósito, los burgueses y la Inquisición mezclaron algunas mujeres que sí poseían derechos de presentación con otras que eran "pobres de solemnidad". Muchas de ellas se encontraban totalmente desamparadas, por haber quedado viudas tras los tristes sucesos de 1617.

Proceso Penal de María Soliño
María Soliño fue capturada y torturada en Santiago de Compostela hasta que confesó ser bruja desde hacía dos décadas. Requisaron sus bienes y derechos de presentación (que era el principal objetivo del Santo Oficio) y la condenaron a llevar el hábito de penitente por seis meses, pero no se sabe si murió antes o después del castigo, pues no hay acta de defunción. Por otra parte es presumible su muerte poco tiempo después de la tortura ya que, con setenta años, los daños físicos y psíquicos producidos en ella no podían dejar de notarse.

Por culpa de sus posesiones y la avaricia de los nobles María Soliño murió pobre y sola. Pero siempre se mantuvo en la memoria colectiva, aunque su imagen se haya deformado como bruja y loca.
(27 de Julio de 2019)