De vuelta a Madrid. ¡Adiós Pereiro, adiós Lubián, hasta pronto, espero! Se pasaron rapidísimo, no he visto a casi nadie, excepto a la familia. Una tarde iba a bajar por el Barroque para darle una sorpresa a Mikel pero, al final, me quedé dormida en la cocina de mi madre, al calorcito, se me hizo de noche y ya no bajamos. ¡Otra vez será!