El desarrollo de la ciudad marcado por la llegada del ferrocarril y la construcción de la
carretera Villacastín-Vigo dará como resultado una ciudad de carácter eminentemente comercial y administrativo. Durante la II República la ciudad no estuvo al margen de las polémicas nacionales, aunque de tendencias conservadoras ello no impidió que el primer alcalde socialista, Manuel Suárez Castro, ocupara el cargo hasta el golpe
militar del 18 de julio.