La primera vez que te ví, me acuerdo que el único recuerdo que me lleve de tí fue el de la muchacha sonriente. Era una pasada, siempre estabas con la sonrisa en la boca. Ese fue el mejor consejo que aprendí de tí, ante todo siempre sonreir y tirar para delante.
Así que ahora y después de mucho pensar en tí, he decidido seguir ese fabuloso consejo que de tí aprendí. Siempre has intentado hacer a los demás
felices, por lo tanto, mirare hacia el futuro y te llevaré en mi corazón, donde podrás estar
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