san gil, CASAIO
El Cántico de San Gil dice de esta manera:
Glorioso San gil bendito, de los cielos claro espejo, ruega por los pecadores al redentor verdadero.
Vinimos de largas tierras cruzando las altas sierras, para llegar a San Gil en esta frondosa vega.
Es muy cierto que ha venido de San Martín de Castañeda, cruzando pueblos y sierras, acompañado de una ciervaa.
Los de Sanabria gemían porque vino a nuestra tierra, y todos con fe le ofrecían muchas libras de cera.
San Gil para abrigarse se metió en una...
Todos los años se canta, tanto el primero de mayo en la Ermita donde está San Gil enterrado, como el primero de septiembre en la Ermita de Chaudaveiga el HIMNO AL GLORIOSO SAN GIL. Este himno viene desde nuestros antepasados que con tanto fervor es cantado en el pueblo de Casayo.
Cada año que se acerca la FIESTA DE SAN GIL. Vienen a mi los recuerdos de mi querido pueblo. El primero de septiembre estaré con toda mi gente.
Cerquiña das estrelas
están aquelas montañas,
onde San Xil nos agarda
naquela santa casa,
para encher a nosa alma
coa súa gracia sagrada.
Anselmo de Casaio
Glorioso San gil bendito, de los cielos claro espejo, ruega por los pecadores al redentor verdadero.
Vinimos de largas tierras cruzando las altas sierras, para llegar a San Gil en esta frondosa vega.
Es muy cierto que ha venido de San Martín de Castañeda, cruzando pueblos y sierras, acompañado de una ciervaa.
Los de Sanabria gemían porque vino a nuestra tierra, y todos con fe le ofrecían muchas libras de cera.
San Gil para abrigarse se metió en una...
Todos los años se canta, tanto el primero de mayo en la Ermita donde está San Gil enterrado, como el primero de septiembre en la Ermita de Chaudaveiga el HIMNO AL GLORIOSO SAN GIL. Este himno viene desde nuestros antepasados que con tanto fervor es cantado en el pueblo de Casayo.
Cada año que se acerca la FIESTA DE SAN GIL. Vienen a mi los recuerdos de mi querido pueblo. El primero de septiembre estaré con toda mi gente.
Cerquiña das estrelas
están aquelas montañas,
onde San Xil nos agarda
naquela santa casa,
para encher a nosa alma
coa súa gracia sagrada.
Anselmo de Casaio