SADA, SIEMPRE FUE NOMBRADA
Una ciudad encantada
en La Ría de Betanzos,
que la ves iluminada
incluso viendo sus pazos.
El mar la ronda sin prisa,
La Ría tiene sus barcos,
a veces notas la brisa
de sus muchos desembarcos.
Sada se ve iluminada
en las bonitas mañanas,
es una ciudad buscada
que tiene sus horas sanas.
Mirando siempre el paisaje
de sus montes alejados,
ves laderas con anclajes
que pueden ser recordados.
Sada recuerda su historia
de otros tiempos ya pasados,
y tiene buena memoria
al tenerlos aparcados.
Lugares que dan morriña,
pazos que son recordados,
nos hablan de alguna niña
que dejo novios marcados.
Esta Galicia de siempre
donde los vientos no paran,
parece tener presente
que muchas dudas se aclaran.
La tierra de Rosalía,
esa Galicia angustiada,
donde ven venir el día
incluso con la alborada.
Sada buscando caminos
de brisas sin algaradas,
marineros que son finos
sueñan rías anheladas.
G X Cantalapiedra.
Una ciudad encantada
en La Ría de Betanzos,
que la ves iluminada
incluso viendo sus pazos.
El mar la ronda sin prisa,
La Ría tiene sus barcos,
a veces notas la brisa
de sus muchos desembarcos.
Sada se ve iluminada
en las bonitas mañanas,
es una ciudad buscada
que tiene sus horas sanas.
Mirando siempre el paisaje
de sus montes alejados,
ves laderas con anclajes
que pueden ser recordados.
Sada recuerda su historia
de otros tiempos ya pasados,
y tiene buena memoria
al tenerlos aparcados.
Lugares que dan morriña,
pazos que son recordados,
nos hablan de alguna niña
que dejo novios marcados.
Esta Galicia de siempre
donde los vientos no paran,
parece tener presente
que muchas dudas se aclaran.
La tierra de Rosalía,
esa Galicia angustiada,
donde ven venir el día
incluso con la alborada.
Sada buscando caminos
de brisas sin algaradas,
marineros que son finos
sueñan rías anheladas.
G X Cantalapiedra.