SADA: ENTRE BARCOS RÍAS Y MONTES...

ENTRE BARCOS RÍAS Y MONTES
Cuando se sueñan caminos por donde pasas la vida, te sientes libre de signos sin buscar la despedida. Entre rías encantadas y sus mañanas más frías, buscas las palabras dadas en las dulces melodías. Galicia te va marcando con sus laderas queridas, montes que vienen dejando muchas sombras elegidas. No vale gritar al viento, ni buscar senda afligida, ni recorrer algún monte con ladera deprimida. Vives soñando caminos sin poner ninguna pega, quizá ves los peregrinos que su transitar no pliega. Barcos que ves navegando en las rías caudalosas, tardes que sigues buscando a las flores más hermosas. Los eucaliptos brillando sobre laderas brillantes, sombras que vienen dejando caminos con sus amantes. Paso noches en silencio sin ver la luna brillando, no quiero sentirme necio ni saber que voy buscando. Los misterios de esta tierra, se cubren de soledades, dicen que el tiempo se cierra sin saber si son verdades. Gallegos de lluvia y calma, van recorriendo sus calles, quizá la noche reclama muchos y nuevos detalles. Sobre estos caminos verdes, sin ver ermita cuidada, a veces hasta te pierdes buscando la madrugada. No quieres sentir lamentos, ni palabras embrujadas, las meigas dan los tormentos en las noches delicadas. Barcos que van por las rías, las aguas vienen cruzando, llegarán con armonías si no quieren ir llorando. No vale sentir complejos ni decir frases pasadas, ni querer ver desde lejos las dudas más recordadas. Hay barcos bien amarrados, que no buscan mar abierto, en sus cascos bien pintados no quieren ver ningún muerto. Las noches vivo de cerca entre sombras penitentes, el viento viene y se acerca con sus lamentos presentes. Cuando me marche sin prisa, quiero lanzar mi lamento, sin esperar que la brisa nos deje su sufrimiento. Las sombras siguen perennes sin explicar su momento, el viento deja vaivenes que quizá le sobre aliento. El mañana sigue andando sin buscar jamás la playa, la vida sigue pasando sin poner a nadie en raya. Hay ecos que van llegando por caminos temerosos, al tiempo que van brillando los luceros más hermosos. Cuando las noches se agitan entre vendavales viejos, hasta las piedras nos gritan mientras dejan sus complejos. No sirve ser trashumante, ni buscar sueños de viejos, hay que seguir adelante para anular los reflejos. El mañana nos espera con la pandemia marchando, quiere aumentar la barrera para así seguir matando. G X Cantalapiedra.