HACE AHORA SETENTA AÑOS
Hace ahora setenta años que la afición se acercó a mi corazón y mi cerebro, un primo hermano mío, vino del servicio militar con un permiso, que, sin él darse cuenta me aficione a leer poesías, la mili la estaba haciendo en el cuartel de Trinitarios de Zaragoza. Y el compañero de la mili que escribía aquellos versos no se me ha olvidado su nombre, Gumersindo Valiño Pedrell, Eran unas cuartillas escritas a máquina, con su rima y su historia clara, un poco en gallego. Fue como sembrar en mi mente lo que mi madre me enseñaba diariamente, que en aquellos tiempos todo me venía bien y me quedaba con ello, Fue un resurgir sobre mi mundo juvenil, aquellas cuartillas se hicieron viejas en mi casa con sus poesías, en aquellos tiempos un amigo mío de la infancia, me llevaba a su casa mientras merendaba, y me dejaba leer un libro cuyo título era. LAS CIEN MEJORES POESÍAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA, Era como un regalo para mi forma de poder enseñarme sus secretos. Mi amigo se llamaba Juan Manuel Lorenzo, y un día hablando con él y su hermana Angelines, que seguro que está en el cielo, les pregunte por esa libro, quería comprárselo para tener su recuerdo cerca, El día que mi amigo falleció en Valladolid, se lo comente a sus hijos, nada sabían de dicho libro de poesías, nunca supe donde termino aquel libro que yo leía a ratos, hace ahora setenta años, también me aficione a leer los ripios de Ansúrez, en la segunda página del Norte de Castilla, donde todos los días sacaba nuevos versos, Así fue creciendo mis primeros instintos de escribir lo que se me viniera a la mente, En aquellos años en el colegio o escuela pública de La Seca, teníamos la enciclopedia de los Hermanos Álvarez. Donde venían varios poemas y fabulas en sus páginas, nada llega solo, hay que tener mucha paciencia y constancia, para llegar a poder escribir lo que se te ponga delante en la mente, sin tener problemas con el idioma que hablamos 500, millones de seres humanos. G X Cantalapiedra.
Hace ahora setenta años que la afición se acercó a mi corazón y mi cerebro, un primo hermano mío, vino del servicio militar con un permiso, que, sin él darse cuenta me aficione a leer poesías, la mili la estaba haciendo en el cuartel de Trinitarios de Zaragoza. Y el compañero de la mili que escribía aquellos versos no se me ha olvidado su nombre, Gumersindo Valiño Pedrell, Eran unas cuartillas escritas a máquina, con su rima y su historia clara, un poco en gallego. Fue como sembrar en mi mente lo que mi madre me enseñaba diariamente, que en aquellos tiempos todo me venía bien y me quedaba con ello, Fue un resurgir sobre mi mundo juvenil, aquellas cuartillas se hicieron viejas en mi casa con sus poesías, en aquellos tiempos un amigo mío de la infancia, me llevaba a su casa mientras merendaba, y me dejaba leer un libro cuyo título era. LAS CIEN MEJORES POESÍAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA, Era como un regalo para mi forma de poder enseñarme sus secretos. Mi amigo se llamaba Juan Manuel Lorenzo, y un día hablando con él y su hermana Angelines, que seguro que está en el cielo, les pregunte por esa libro, quería comprárselo para tener su recuerdo cerca, El día que mi amigo falleció en Valladolid, se lo comente a sus hijos, nada sabían de dicho libro de poesías, nunca supe donde termino aquel libro que yo leía a ratos, hace ahora setenta años, también me aficione a leer los ripios de Ansúrez, en la segunda página del Norte de Castilla, donde todos los días sacaba nuevos versos, Así fue creciendo mis primeros instintos de escribir lo que se me viniera a la mente, En aquellos años en el colegio o escuela pública de La Seca, teníamos la enciclopedia de los Hermanos Álvarez. Donde venían varios poemas y fabulas en sus páginas, nada llega solo, hay que tener mucha paciencia y constancia, para llegar a poder escribir lo que se te ponga delante en la mente, sin tener problemas con el idioma que hablamos 500, millones de seres humanos. G X Cantalapiedra.