CUANDO EL MAR ESTA DELANTE
Aquel gallego pensaba coger camino sin rumbo,
al tiempo que recordaba que soñó correr el mundo.
Un amigo comentando los milagros de la vida,
pensó que estaba notando lo duro de su partida.
Un barco quizá de carga era su perfecto oficio,
pensando que su descarga era lograr beneficio.
Con el mar metido dentro de aquella mente gallega,
temiendo ser ese centro del marino que no pliega.
Las palabras le azotaban como si fuera un castigo,
y en la mente se quedaban al ser frases de un amigo.
La Madre Naturaleza eran fuerza del destino,
el notó su fortaleza sin querer ser adivino.
El aire que respiraba, el polvo de los caminos,
el sol que cuando quemaba a el mar marcaba los signos.
Soñando ser marinero, en cualquier barco perdido,
en su rumbo aventurero soñaba sentirse erguido.
Gallego de soledades, soñador de mil destinos,
hombre de ciertas verdades pensando en distintos trinos.
La Madre Naturaleza quiso indicarle el camino,
y con toda su nobleza no soñó nada divino.
Cuando el mar tienes delante, si te sientes buen marino,
no quieres verte arrogante, ni querer ser hombre fino.
El mar es naturaleza, con sus eternos sonidos,
a veces notas pereza de otros tiempos deprimidos.
Cuando el mar está delante, si no te sientes vencido,
miras al cielo brillante y no te ves escondido.
Naturaleza sin frenos que no conoce apellido,
el mar contiene venenos y algún sueño incomprendido.
El marinero buscando los caminos elegidos,
al cielo sigue mirando con sus sueños no imprimidos.
G X Cantalapiedra.
Aquel gallego pensaba coger camino sin rumbo,
al tiempo que recordaba que soñó correr el mundo.
Un amigo comentando los milagros de la vida,
pensó que estaba notando lo duro de su partida.
Un barco quizá de carga era su perfecto oficio,
pensando que su descarga era lograr beneficio.
Con el mar metido dentro de aquella mente gallega,
temiendo ser ese centro del marino que no pliega.
Las palabras le azotaban como si fuera un castigo,
y en la mente se quedaban al ser frases de un amigo.
La Madre Naturaleza eran fuerza del destino,
el notó su fortaleza sin querer ser adivino.
El aire que respiraba, el polvo de los caminos,
el sol que cuando quemaba a el mar marcaba los signos.
Soñando ser marinero, en cualquier barco perdido,
en su rumbo aventurero soñaba sentirse erguido.
Gallego de soledades, soñador de mil destinos,
hombre de ciertas verdades pensando en distintos trinos.
La Madre Naturaleza quiso indicarle el camino,
y con toda su nobleza no soñó nada divino.
Cuando el mar tienes delante, si te sientes buen marino,
no quieres verte arrogante, ni querer ser hombre fino.
El mar es naturaleza, con sus eternos sonidos,
a veces notas pereza de otros tiempos deprimidos.
Cuando el mar está delante, si no te sientes vencido,
miras al cielo brillante y no te ves escondido.
Naturaleza sin frenos que no conoce apellido,
el mar contiene venenos y algún sueño incomprendido.
El marinero buscando los caminos elegidos,
al cielo sigue mirando con sus sueños no imprimidos.
G X Cantalapiedra.