Qué verguenza sentí el otro dia cuando al entrar en una tienda de nuestro vecino pueblo, Moraleja, escuché la radio y estaba doña francisca berreando por la misma, porque eso no es hablar sino berrear. Pero mi verguenza no fues eso, que en vegaviana ya la conocemos y sabemos como habla, mi verguenza fue cuandoo loa dependienta y otras dos señoras comentaron que qué co...pintaba una de otro pueblo que no la conoce nadie hablando de cosas que a ella no la incumben, y quién es esa señora me preguntaron a mí, que saben que soy de vegaviana, y yo como Pedro negué que la conocía tal fue mi verguenza.