Observando esta fotografía salta a la vista que las técnicas agrícolas en nuestros días, no son ni por asomo, parecidas a las de antaño. En su epoca este arado de madera de encina motivo una revolución a la hora de roturar la tierra para su siembra. Aunque hoy puede decirse que su fabricación y uso es casí nula en nuestro medio rural, podemos dar gracias por tener la oportunidad de ver colgados estos aperos de labranza en casa de la Sra. Aleja, ya que hoy en día han sido sustituidos por el tractor y por lo tanto destruidos para más que su posible desaparición, desapareciendo al mismo tiempo todo el vocabulario que empleaban nuestros antepasados para definir las distintas piezas que conformaban su estructura como mancera, clavija, cama, timón, dental, reja, telera, cuñas, orejeras, anterrollo, camella, etc..etc.
Todavía en el 2006 se puede ver manejado por algún romantico agricultor en algunas de las suertes o parcelas de nuestro pueblo, siendo consciente que su arado pertenece al pasado y no por eso menos importante que cualquier sicodelico tractor de los que hoy en día faenan por nuestros campos y que hacen la lavor de 40 mulas en un día de sementera.
Todavía en el 2006 se puede ver manejado por algún romantico agricultor en algunas de las suertes o parcelas de nuestro pueblo, siendo consciente que su arado pertenece al pasado y no por eso menos importante que cualquier sicodelico tractor de los que hoy en día faenan por nuestros campos y que hacen la lavor de 40 mulas en un día de sementera.