Me parecía mi
pueblo,
Una blanca maravilla,
Un mundo mágico, inmenso.
Las
casas eran
palacios,
Y
catedrales los templos,
Y por verdes campiñas,
Iba yo siempre contento.
Inundado de ventura,
Al mirar el limpio
cielo.
En que regrese a mi pueblo,
Después de tanto tiempo,
Me pareció un
cementerio.
En su mezquina presencia,
Se agigantaba mi cuerpo.
Las casas no eran palacios,
Ni catedrales los templos,
Y en todas partes reinaban,
La soledad y el silencio.
J.R Jiménez.
Sigue en de
... (ver texto completo)