Portada de la Catedral Nueva, PLASENCIA

En el interior podrás encontrar tres naves, todas ellas de la misma altura de 26 metros y también contiene una bóveda de crucería o nervada (como la que hemos visto antes), en una planta en forma de cruz. Al entrar te sorprenderá todo el espacio abierto que forma la nave central. Las bóvedas se extienden en pilares y sus nervios parten desde los mismos basamentos. Estos se expanden en forma de ramificaciones entre todas las bóvedas, lo cual origina un efecto de una gran belleza pocas veces visto en el mundo. Los pilares serán los encargados de llevar las miradas de sus visitantes hacia esas impresionantes bóvedas y acercarlas al espacio celeste. Ese espacio del cielo te transportará a un lugar mítico y lleno de solemnidades, alejándote de todo aquello que hayas visto y a lo que estás acostumbrado. Cuidado, impresiona mucho. Y ahora, con la última restauración, se han llenado aún más los boquetes y los nervios de las bóvedas con líneas doradas. Este color dorado consigue iluminar el espacio reforzando todavía más el sentido mítico que sentimos cuando entramos a un lugar sagrado como ese. Y sobre todo tratándose de la mismísima Catedral Nueva de Plasencia. No lo olvides, el color dorado se atribuye en el cristianismo con la divinidad y la luz celeste.
(18 de Abril de 2019)