MONROY: febrero 19, 2016...

febrero 19, 2016

Los dos santos de febrero:

El segundo candelero

Y el tercero gargantero.

En la ciudad de Cáceres, y su entorno, los días dos y tres de febrero están marcados en rojo en el calendario de las festividades tradicionales, estando profundamente arraigadas las celebraciones de “Las Candelas” y “San Blas”. Hoy os mostraré uno de los rituales que más me emociona y que más tiempo llevo siguiendo: las Purificás. Aunque se celebran en numerosas localidades cercanas, me centraré en su versión monroyega.

La Candelaria o Las Candelas, conmemora la purificación de la Virgen una vez han pasado los cuarenta días del nacimiento del niño Jesús, que según establecía la ley de Moisés, marcaba el fin de la reclusión a la que tenía que someterse toda madre. Durante ese tiempo no debía abandonar el hogar y además tenía prohibida la entrada en el templo al encontrarse “impura”. Pasados esos 40 días se producía la presentación del niño y la purificación de la mujer. Dependiendo del poder adquisitivo de la familia se hacía ese día una ofrenda en la iglesia que podía ir desde un cordero a tórtolas, palomas, o dinero en efectivo. En la letra que ahora analizaremos, se habla de una ofrenda de SICLOS de plata. El siclo era una antigua unidad monetaria, y de peso, usada en Oriente Próximo y Mesopotamia. Esta moneda aparece en numerosas ocasiones en la biblia, como en la venta de la tumba de Sarah a los patriarcas y que Abraham compró a Efrón, o en las 30 monedas que Judas recibió por entregar a Jesús.

A estos elementos de origen judío se añade un elemento más: la vela encendida que porta la Virgen (y las personas que la acompañan en la pequeña procesión). Hay un documento fechado en el siglo XIII donde Santiago de la Vorágine (1230-1298) señala que encender candelas en las fiestas de primeros de febrero responde a una forma de asimilar la tradición pagana:

"Viendo el papa Sergio lo difícil que resultaba apartarlos de semejantes prácticas, tomó la encomiable decisión de dar a la fiesta de las luces un sentido nuevo: consintió que los cristianos tomaran parte en ellas, pero cambiando la intencionalidad que entre los paganos tenían, y dispuso que los cortejos luminosos que los romanos organizaban por aquellos días y habían hecho populares en todas las provincias del Imperio, los fieles lo hicieran el dos de febrero de cada año, más en honor de la Madre de Cristo y en forma de procesiones y llevando en sus manos candelas previamente bendecidas".