Hola Manuel
Encantado de poder contactar con un “molinero”. Yo comencé a ir a los molinos con mi padre, desde muy pequeño, era principio de los años 50 y he pasado el río en la barca desde muy pequeño. Tu abuelo tuvo que conocer a mi familia, yo no recuerdo a ningún otro Sixto, por esos entornos y eso que conocíamos a todos nuestros vecinos y mucha gente de Monroy, mi padre era Ezequiel, somos de La Cumbre y estuvo muchos años de guarda en Trinidades, hasta los años 60, si desean saber algo más mi correo es sirigil@gmail.com.
Recuerdo haber ido a los dos molinos, pero por donde pasábamos en barca era por el que está más próximo al camino de Cáceres, le comentas a tus abuelos por si recuerda, que en este molino, una perrita que yo tenía la mató la piedra cuando trato de cruzar el río huyendo de otros perros, yo que era muy pequeño, me puse a llorar desconsoladamente y como viéndome en tal estado, me dieron un cachorrillo, que le pusimos el nombre “Molinera”.
Ver funcionar esos molinos era un espectáculo y el río creo, que es el mejor de Extremadura, no lo pueden estropear.
Recuerdo para tus abuelos, ahora si me acuerdo de la una mujer barquera, que valiente, pues en aquellos años como llovía mucho el río llevaba unas crecidas impresionantes.
Saludos
Sixto.
Encantado de poder contactar con un “molinero”. Yo comencé a ir a los molinos con mi padre, desde muy pequeño, era principio de los años 50 y he pasado el río en la barca desde muy pequeño. Tu abuelo tuvo que conocer a mi familia, yo no recuerdo a ningún otro Sixto, por esos entornos y eso que conocíamos a todos nuestros vecinos y mucha gente de Monroy, mi padre era Ezequiel, somos de La Cumbre y estuvo muchos años de guarda en Trinidades, hasta los años 60, si desean saber algo más mi correo es sirigil@gmail.com.
Recuerdo haber ido a los dos molinos, pero por donde pasábamos en barca era por el que está más próximo al camino de Cáceres, le comentas a tus abuelos por si recuerda, que en este molino, una perrita que yo tenía la mató la piedra cuando trato de cruzar el río huyendo de otros perros, yo que era muy pequeño, me puse a llorar desconsoladamente y como viéndome en tal estado, me dieron un cachorrillo, que le pusimos el nombre “Molinera”.
Ver funcionar esos molinos era un espectáculo y el río creo, que es el mejor de Extremadura, no lo pueden estropear.
Recuerdo para tus abuelos, ahora si me acuerdo de la una mujer barquera, que valiente, pues en aquellos años como llovía mucho el río llevaba unas crecidas impresionantes.
Saludos
Sixto.
