En el pueblo, es muy difícil disociar la sana crítica de la cosa personal. Todos sabemos qué es lo que pasa. A mí no me gusta opinar sobre cosas que desconozco. Por tanto, salvo que el Alcalde se volviese tarumba, poco que decir. Pero, no nos quepa la menor duda, si hacemos una crítica a una determinada gestión, la cosa se va a llevar al campo personal. Ese es un problema de todas las poblaciones pequeñas- es eso que llaman psicología social (que no sé muy bien qué es, pero debe de ser algo) Si digo, por ejemplo, que el pozo Salorino está chungo, se dirá que me llevo mal con el Alcalde- cosa incierta- Si me tomo una cerveza con Antonio, es que me llevo mal con Pedro. Porque, como sabemos, Pedro y Antonio son incompatibles. No es tanto inmadurez democrática, sino algo antropológico. Realito lo ha definido. Él tiene tanta amistad con el Alcalde, que los sentidos le pueden a la razón. No quiere que se quiebre esa amistad. ¡Excepcional! La amistad es de las pocas cosas que no se nos impone. Pero, lógicamente, podría darse el caso contrario. La enemistad podría ser tan profunda que los sentidos obnubilaran la razón. En fin que, en mi caso, prefiero saludar a todo el mundo. Otra cosa sería una conversación de cierta transcendencia. Saludos. PC