Realito y Rojosax, amigos míos. Hacia tiempo que no sabía nada de vosotros; y, yo, sin vosotros, soy nada que envuelve silencio. Echo de menos, desterrar las discusiones bizantinas y emerger un poco de la inopia que nos corrompe. Echo de menos, también, a las hermosas y delicadas rosas que se fueron en primavera; y, a mi buen amigo Vísperas, sin cuyas referencias soy un barco ingobernable.
Deseo sumergirme en el pozo de la inconsciencia, para sentir que un aroma es tan efímero como la vida misma. Y echo de menos a Calambú, con quien tanto quise. Me asomo, absorto e impertérrito, a la sombra de mis álamos azules, y a un pozo inmenso y profundo. Y diserto con Juan Ramón, sobre su burro de plata. Mi árbol preferido espera, impaciente, a que su sombra me cobije y, yo, me niego a dormir en la falda indómita de la luna emergente. Sin embargo, he colocado mi alocada cabeza sobre el humilde sombrero de un agosto eterno. Os quiero. PC
Deseo sumergirme en el pozo de la inconsciencia, para sentir que un aroma es tan efímero como la vida misma. Y echo de menos a Calambú, con quien tanto quise. Me asomo, absorto e impertérrito, a la sombra de mis álamos azules, y a un pozo inmenso y profundo. Y diserto con Juan Ramón, sobre su burro de plata. Mi árbol preferido espera, impaciente, a que su sombra me cobije y, yo, me niego a dormir en la falda indómita de la luna emergente. Sin embargo, he colocado mi alocada cabeza sobre el humilde sombrero de un agosto eterno. Os quiero. PC
