Al bueno de CALAMBÚ, le recordaré unas letras de Ortega: <Suelen decir los militares mediocres, que ellos sólo son militares, como si el ser militar eximiera a los hombres de ser cultivados y sagaces. Pues, sepan ustedes que, los grandes capitanes, siempre fueron gentes letradas, de fina espiritualidad y exuberante afición a las ideas y a las artes>. Decía M. Cervantes- otro militar- referido a un soldado de infantería: “Y lo que más es de admirar, que cuando uno ha caído allá, donde jamás se podrá levantar hasta la fin del mundo, al instante otro ocupa su mesmo lugar”. Calderón, otro infante:”… aquí, en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad, la fineza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, fama, honor y vida son caudal de pobres soldados que en buena o mala fortuna la milicia no es más que una religión de hombres honrados…”. A mí, particularmente, me encanta el Coronel D. José Cadalso, en sus noches lúgubres: << ¡Con qué dolor han visto mis ojos la luz del astro, a quien llaman benigno los que tienen el pecho menos oprimido que yo!>> En fin- mejor que yo lo sabes- desde tiempos pretéritos las armas y las letras fueron compatibles (Alejandro, César, Napoleón, etc.) Ocurre que yo, aunque he hecho mis pinitos, seguramente no me seleccionarían ni para llevarles la pluma a estos genios. Ni tan siquiera las armas. Me conformaría con saber conjugar los verbos medianamente; eso sí, suelo llevarme bien con el echar y el hacer; el haber y el ver; e, incluso, con el beber. Y sabes que, a Vísperas, no le diré nada que él no sepa. Además, todo bueno. Un abrazo. PC