ENCINAS
“Yo no sé si la encina ha nacido de roca
o ha nacido de polvo que levanta el rebaño
o ha nacido de tierra, seca, caliente y loca,
o ha brotado en la siesta, o es un dolor extremeño.
Yo no sé si la luna resbalando en el suelo,
yo no sé si fue el búho inventándose el nido
o tormenta apretada a los barros del cielo
o cuento de la bruja o causado quejido.
Encinar extremeño, mis heroicas encinas,
mis sufridas encinas milenarias y llenas
de cigarras, de tórtolas, de olor de campesinas,
como si fuese sangre sin encontrar sus venas”.
Se tiende el campo a descansar,
subiendo está mi cuerpo de hombre solitario
la montaña en esta hora del día que deja caer
frutas entre los labios del paisaje.
Se desgarran estrellas y caen sobre los árboles,
sobre la yerba fresca,
sobre piedras en color vencido,
depositando larvas estelares
por la rendija del alma de las cosas.
Jesús Delgado
“Yo no sé si la encina ha nacido de roca
o ha nacido de polvo que levanta el rebaño
o ha nacido de tierra, seca, caliente y loca,
o ha brotado en la siesta, o es un dolor extremeño.
Yo no sé si la luna resbalando en el suelo,
yo no sé si fue el búho inventándose el nido
o tormenta apretada a los barros del cielo
o cuento de la bruja o causado quejido.
Encinar extremeño, mis heroicas encinas,
mis sufridas encinas milenarias y llenas
de cigarras, de tórtolas, de olor de campesinas,
como si fuese sangre sin encontrar sus venas”.
Se tiende el campo a descansar,
subiendo está mi cuerpo de hombre solitario
la montaña en esta hora del día que deja caer
frutas entre los labios del paisaje.
Se desgarran estrellas y caen sobre los árboles,
sobre la yerba fresca,
sobre piedras en color vencido,
depositando larvas estelares
por la rendija del alma de las cosas.
Jesús Delgado