“AMIGOS DEL PATRIMONIO”, se ha planteado y hecho la pregunta: ¿Cómo colaborar en hacer más llevadero e “coranovirus” en estos días tan largos de confinamiento; sobre todo para aquellos que marcharon y por diferentes causas no volvieron simplemente para los que quieren recordar o saber más de su pueblo. Muchos sabéis que no podemos COLABORAR profesionalmente, no pasa nada: vamos - ¡qué mejor que ahora!- todo lo que teníamos “recluido” para un “MEMBRIO 4. Desafio al tiempo”; mientras dure el “coravirus”, poco a poco como lo hará el dichoso virus. Y demostrar que nos quitado las “flores”… pero no el primer día de la primavera que es precisamente hoy. SALUDOS.
LAS ÚLTIMAS POSADAS. LUGAR DE ENCUENTRO
Las posadas eran casas de huéspedes, que por cualquier motivo llegaban al pueblo con el principal motivo de vender, comprar o arreglar. Llegaban principalmente en carros; por ello tenia establos y pajar para los mulos/as que eran los animales de tiro. El pozo resultaría de suma necesidad. Otros llegaban con la camioneta que cubría línea de viajeros como podía ser el fotógrafo y el relojero. Pero el huésped que más nos interesaba a los niños sería el trapero, ¿que por qué? Pues muy sencillo, nos recogía los hierros encontrados de mil manera. Recorríamos huertos y huertos- sobretodo los huertos recién labrados porque el arado los ponía al descubierto, y si íbamos cerca del arado... aprovechamos para coger bichos para las perchas (trampas para pájaros). Nosotros teníamos el arsenal el la huerta de Antonino -sita en el camino la Olla-porque sabíamos que allí en tiempos pasados hubo una fragua. Y todo porque los hierros vendidos al peso nos daban algarrobas, aunque también podía ser truqueado por otras cosas: pitos, pelotas, huchas, etc... CONTINUARÁ. Saludos.
Las posadas eran casas de huéspedes, que por cualquier motivo llegaban al pueblo con el principal motivo de vender, comprar o arreglar. Llegaban principalmente en carros; por ello tenia establos y pajar para los mulos/as que eran los animales de tiro. El pozo resultaría de suma necesidad. Otros llegaban con la camioneta que cubría línea de viajeros como podía ser el fotógrafo y el relojero. Pero el huésped que más nos interesaba a los niños sería el trapero, ¿que por qué? Pues muy sencillo, nos recogía los hierros encontrados de mil manera. Recorríamos huertos y huertos- sobretodo los huertos recién labrados porque el arado los ponía al descubierto, y si íbamos cerca del arado... aprovechamos para coger bichos para las perchas (trampas para pájaros). Nosotros teníamos el arsenal el la huerta de Antonino -sita en el camino la Olla-porque sabíamos que allí en tiempos pasados hubo una fragua. Y todo porque los hierros vendidos al peso nos daban algarrobas, aunque también podía ser truqueado por otras cosas: pitos, pelotas, huchas, etc... CONTINUARÁ. Saludos.