MEMBRIO: Si hoy ha llegado oficialmente el verano… Aquella generación...

Si hoy ha llegado oficialmente el verano… Aquella generación había empezado los baños en mayo; señal que también hacia calor. Después de “ir a por espigas”, costumbre muy ascentral en este pueblo como el “ir a por habas”, las cinco de la tarde era la hora ideal. El que más o el que menos se escapaba de las casas de los padres o los abuelos, que con razón nos avisaban del “churruchero” y que no ponían de paja el sombrero; para ir a donde se había quedado con amigos o compañeros, Camino de charcas o charcos de la Rivera, porque ir al río Salor por entonces era un primor. Ello ocurría en “La Parada”, donde el taxis de Vicente “El cano” (Vicente Antúnez Tapia) como si de un bus se tratara… viajes de idas y vueltas hacía; siendo la plaza que se ocupaba, la que se pagaba… no importaba el número de viajeros. Apoteosis sucedía cuando algunos te chivaban que la “partía” de fulanitas o beltranitas al Salor irían o estaban. Y allí se encontraban con los bañadores a lo Gina Lollobrigida. Nosotros más atento para aprender como se le metía mano… a las bolsas que formaban los peces capturados en el trasmallo del tío Frasco. Ellas más preocupadas y en algunos casos gritaban o exclamaban, por no resbalar en las lanchas o gorrones redondeados al caminar por la orilla del río. Algunos sobresaltos producían cuando algunos peces rodeaban a sus pies y piernas. Cuando hoy día es un tratamiento lujoso e innovador, que los peces comen la pieles muertas y la renuevan, creando un tratamiento de belleza o disciplina, llamado ictioterapia, Pasaba como nosotros en esas charcas y charcos, preocupados en aprender a nadar con una corcha en la espalda retirar las sanguijuelas de nuestra piel a punta de cigarro, porque ya sabíamos que si la retirábamos al tirón…. Quedaría la cabeza incrustada. Y hoy se crían las sanguijuelas también para tratamiento beneficioso. ¡Lo que hemos avanzado…!
Uno quería quedar bien ante las féminas de cómo nadábamos – chulitos ha habido siempre – pero tontos de nosotros que no nos dábamos cuenta, de que aquí en el río en comparación de la charca tenía un valor – más bien peso- añadido, el pantalón o calzón de deporte… que bien a gusto tres o cuatro kilos pesaba. Nosotros quisiéramos hablar de la playita que tenía Membrío en la confluencia Tajo- Salor; el desahogo que supuso el pantano de Zamores a mediados de los años 60; pero en general no éramos grandes nadadores; máxime cuando había que esconderse de las personas mayores, que gozaban de la potestad de reñirte con el beneplácito de tus padres…¡ahora los quisiéramos ver….! Con la insana costumbre de quitarte la ropa mientras te bañabas; de ahí es la consabida frase: “Nadar y guardar la ropa”. También se sucedía bastantes ahogamientos: el primo Joaquín fue uno de ellos. Daba igual que fuera en Los Sexmos de Cuellar, Casillas, Zamores, en la playa de la que hemos hecho referencia, en la Charca Chica, en el Charco de la Caldera; respetuosamente la mayoría fue por falta de destreza. SALUDOS.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Difícil saber quien son y ese que bebe de la bota no creo que sea agua.