“CONVERSANDO CONTIGO….190. VII PARTE,
Nos hace gracia que digamos que TODO está controlado… ¡qué más quisiéramos nosotros! ¿qué se nos ocurre ahora..? ¡Ah ya… ahora que venimos hablando de curas! Y ahora que nadie nos molesta porque a casi nadie le interesa y menos que nos leen. Pues que pena irse al otro mundo sin saber donde depositar lo mucho… más bien lo poco que sabemos del pueblo, más bien de su devenir; siendo este FORO profundo respiro aunque tenga camino o fuga a ninguna parte. A lo que íbamos con eso de que “tenemos todo controlado”. Tenemos la duda que en tiempos del cura D. Victorio Beltrán Caballero, conocido por todos “El cura gordo “que sigue enterrado en nuestro cementerio (ahora comentaremos los que nos pasó… si se nos permite una noche víspera del Día de los Santos, encaramados encima de su panteón… ¿o va a ser mucho …y mejor dejarlo para otro día? Es que hoy se ha abierto la Feria del Libro en la capital y había que dar una vuelta por los stands. La duda es… que el cura D. Beltrán tenía dos coadjutores - ¡quién lo diría ahora!- llamado D. José Bengoechea y D. José Redondo… ¿cómo se diferenciaba un de otro si los dos se llamaban José…? Y en cuanto que estuvimos encaramado sobre su sepultura… Era una noche serena, templada… oscura como la propia alma que tan maravillosamente nos la describe San Juan de la Cruz. Habíamos calculado mal todo el mundo y se nos había pasado de alto que las ventanas de la ermita eran abocinadas, y aquella vidriera policromada no entraba (todo el mundo sabemos que la sepultura de D. Beltrán está pegada a la ermita); pues nos tuvimos que subir a ella para llegar… y nos ocurrió una cosa más que graciosa misteriosa. Lo temíamos… nos están llamando. SALUDOS.
Nos hace gracia que digamos que TODO está controlado… ¡qué más quisiéramos nosotros! ¿qué se nos ocurre ahora..? ¡Ah ya… ahora que venimos hablando de curas! Y ahora que nadie nos molesta porque a casi nadie le interesa y menos que nos leen. Pues que pena irse al otro mundo sin saber donde depositar lo mucho… más bien lo poco que sabemos del pueblo, más bien de su devenir; siendo este FORO profundo respiro aunque tenga camino o fuga a ninguna parte. A lo que íbamos con eso de que “tenemos todo controlado”. Tenemos la duda que en tiempos del cura D. Victorio Beltrán Caballero, conocido por todos “El cura gordo “que sigue enterrado en nuestro cementerio (ahora comentaremos los que nos pasó… si se nos permite una noche víspera del Día de los Santos, encaramados encima de su panteón… ¿o va a ser mucho …y mejor dejarlo para otro día? Es que hoy se ha abierto la Feria del Libro en la capital y había que dar una vuelta por los stands. La duda es… que el cura D. Beltrán tenía dos coadjutores - ¡quién lo diría ahora!- llamado D. José Bengoechea y D. José Redondo… ¿cómo se diferenciaba un de otro si los dos se llamaban José…? Y en cuanto que estuvimos encaramado sobre su sepultura… Era una noche serena, templada… oscura como la propia alma que tan maravillosamente nos la describe San Juan de la Cruz. Habíamos calculado mal todo el mundo y se nos había pasado de alto que las ventanas de la ermita eran abocinadas, y aquella vidriera policromada no entraba (todo el mundo sabemos que la sepultura de D. Beltrán está pegada a la ermita); pues nos tuvimos que subir a ella para llegar… y nos ocurrió una cosa más que graciosa misteriosa. Lo temíamos… nos están llamando. SALUDOS.
