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MEMBRIO: ¡Jesús, Jesús.................... a mal vivir, mal...

RELATOS AL ATARDECER-XXX.
“EL HOMBRE NACE, SUFRE Y MUERE". Esta sentencia es, seguramente, el más breve resumen de la vida humana, la frase que mejor expresa su sentido, pues pone de relieve las dos certezas más absolutas que la caracterizan: el sufrimiento y la muerte. Como dice el refrán: «Deseando bienes y aguantando males, pasan la vida los mortales».
El sufrimiento es inevitable, pero podemos comprender su sentido, haciendo del dolor un camino de crecimiento y plenitud, como decía F. Nietzsche: “Cuando un hombre tiene un por qué vivir, soporta cualquier cómo vivirlo”. Los seres que miran todas las situaciones de la vida en forma “pesimista” y negativa, contaminarán todos los hechos con esa negatividad, sufriendo más de lo necesario en su vida; en cambio la persona cuya base de creencias es “optimista” y positiva, tendrá interpretaciones de la realidad más positivas y con menor sufrimiento.
Podrán sucedernos hechos adversos que parecerán caer sobre nosotros de forma arbitraria, sin que lo merezcamos, que lo adjudicamos a un destino cruel y por azar, tal vez guiado por la “mala suerte”, como accidentes, enfermedades graves, fallecimiento de un ser querido, acontecimientos negativos inesperados.....
Un buen método para tener en cuenta es pensar que todo suceso tiene su tiempo de evolución y cambio, por lo que luego de un tiempo “pasará”, basado en el refrán de que “no hay mal que dure cien años”, y luego será sólo un recuerdo, o por lo menos tendrá la perspectiva de mejoramiento, este pensar calmaría en parte nuestro sufrimiento.
El dolor es algo constitutivo de la vida humana, seguramente sería necesario que todos nos preparásemos para prevenirlo. Dominar técnicas de acción, entretenimiento y pensamiento que nos ayuden a minimizar sus efectos devastadores; entrenándonos en la forma de convivir con la mayor ecuanimidad posible, con la certeza de que, conociendo las causas y efectos del dolor, podremos comprenderlo y sobrellevarlos mejor. Mientras seamos seres imperfectos, mientras estemos en este mundo sometido a la impermanencia y a la muerte, el sufrimiento es inevitable, y no hay ninguna receta mágica que nos permita escapar de él.
Saber sufrir no consiste solamente en aguantar el dolor, aceptándolo como algo frecuentemente inevitable, sino que la verdadera sabiduría del sufrimiento radica en encontrar su sentido, ya que lo peor del sufrimiento no es el dolor en sí, sino encerrarse en sí mismo sin buscar salidas del sufrimiento, un alivio acertado es pensar que la vida sigue con la posibilidad de hacer el bien por los demás.

¡Jesús, Jesús.................... a mal vivir, mal morir!